¿Sabías que las 47.000 cercas por segundo que se realizan en Google generan 500 kilogramos de CO₂? ¿O que ver Netflix durante una hora supone una emisión de 55 gramos de C02? ¿O que un email de 1MB emite unos 19 gramos de CO₂? ¿Y que si Internet fuera un país sería el séptimo más contaminante del mundo?
Se trata de la contaminación digital, la más invisible y desconocida, pero que también contribuye a agraviar nuestra huella de carbono y, en consecuencia, el calentamiento global y el cambio climático.
Todos conocemos las emisiones de CO₂ producidas por las grandes industrias o por los vehículos y transportes, pero pocos tenemos constancia de las emisiones que generamos con el uso de las tecnologías digitales. Y es que las emisiones de carbono son el resultado de casi todas las acciones que tomamos, incluso acciones menores como enviar un correo electrónico, un whatsapp, realizar buscas a internet, mirar un video, o el Internet de las Cosas al cual hacíamos referencia hace unos días.
Correos electrónicos, whatsapps, videos y un largo etcétera
No solo generamos emisiones de carbono cuando enviamos un correo electrónico (y los archivos que adjuntamos) sino también con la cantidad de correos que tengamos almacenados en nuestra bandeja de entrada. Aquellos correos que se acumulan uno detrás del otro sin darnos cuenta hasta llegar a sumar centenares.
Y es que todos estos correos y mensajes se encuentran en una “nube” de compañías como Google, Apple, Amazon, Microsoft… que los guardan en unos centros de datos con servidores enormes que consumen muchísima energía durante las 24 horas del día.
Según una investigación realizada por la compañía energética Ovo, si cada británico se ahorrara el envío de un email de agradecimiento al día se dejarían de emitir a la atmósfera 16.433 toneladas de dióxido de carbono en un año. El equivalente a eliminar 81.152 vuelos entre Londres y Madrid.
Los datos hablan por sí suelas:
Un email sin archivo adjunto aproximadamente emite 1 gramo de CO₂.
Un email con un archivo adjunto de 1MB asciende a 19 gramos de CO₂.
Si el archivo adjunto de un email se reenvia o se archiva, la huella crece hasta 50 gramos.
Además del correo electrónico, Whatsapp o Netflix, también son herramientas que, en su medida, emiten dióxido de carbono a la atmósfera, puesto que también almacenan información en grandes servidores.
Qué podemos hacer nosotros?
Empresas como Facebook o Google ya han anunciado planes para reducir su huella de carbono digital y utilizar solo energías renovables de cara al 2030, pero, qué podemos hacer nosotros como ciudadanos? Compartimos algunas propuestas de pequeñas acciones:
No activar la cámara en una videollamada.
Hacer limpieza de correos de la bandeja de entrada y la de correos basura. Existen herramientas como Cleanfox que pueden servir de apoyo para hacerlo.
Evitar o reducir el envío de correos electrónicos innecesarios y de poco valor informativo asociados a agradecimientos o bromas.
Eliminar las cuentas de correo electrónico que no uses.
Darse de baja de boletines que no sean de nuestro interés.
Escuchar música sin reproducir los videos, es decir, emplear plataformas como Spotify en lugar de YouTube si no nos interesa la imagen.
Reducir la resolución de los videos que vemos en internet o desactivar su reproducción automática.
Algunos estudios apuntan que esta contaminación digital supone el 4% del total de emisiones de carbono. Tomar conciencia y frenar el impacto de nuestra huella digital está a manos de cada cual de nosotros a través de pequeños gestos en nuestro día a día.