El pasado mes de febrero, asistimos a una sesión de Design Thinking del proyecto de sensorización de viviendas sociales, en el que cuatro fundaciones integradas en la Taula d’Entitats del Tercer Sector Social de Catalunya y la compañía Cellnex Telecom están trabajando. Dado el buen resultado de la jornada, hoy os queremos hablar de esta metodología, y de lo que puede aportar al Tercer Sector.
Durante los últimos años, el Design Thinking se ha ido implementando como una metodología de innovación para crear productos y servicios orientados a satisfacer las necesidades del usuario, poniéndolo en el centro del proceso de creación (diseño centrado en el usuario o User-centered design). Este método no es algo nuevo, ya que está muy vinculado a los procedimientos de los diseñadores y sus formas de resolver problemas; pero no ha sido hasta hace relativamente poco tiempo que este modelo, que rompe con las formas tradicionales, se aplica para fortalecer la innovación, la creatividad, mejorar los servicios de empresas e incluso sostenerse en entornos inciertos.
La flexibilidad del Design Thinking hace que sea una metodología transversal aplicable a todos los sectores. Se ha implementado en algunos centros educativos como herramienta de aprendizaje y cada vez son más las entidades del Tercer Sector que mediante su uso, desarrollan proyectos más ajustados a las necesidades reales de sus usuarios.
¿Cómo funciona el Design Thinking?
Para aplicarlo en nuestros proyectos, debemos conocer sus etapas. Son las siguientes:
1- Empatizar
En las técnicas de investigación de mercados, a menudo juega en contra cierta falta de familiaridad entre los usuarios y la manera en la que se les entrevista. Falta, podría decirse, un componente de implicación e inmersión en su entorno indispensable para experimentarlo de primera mano y entender mejor sus necesidades, problemas y deseos. Entendida desde el Tercer Sector, esta empatía se vuelve aún más relevante.
2- Definir el problema e idear soluciones
No se pueden empezar a plantear soluciones si no se tiene claro cuáles son los problemas prioritarios para resolver. Una vez identificados a través de la primera fase de implicación, se propone un ejercicio de interdisciplinariedad -un rasgo importante del design thinking– en que se aporten ideas y perspectivas; una puesta en común crucial para elaborar soluciones innovadoras.
En esta tarea en equipo es indispensable valorar por igual todos los puntos de vista y no desestimar ninguna idea por muy descabellada que parezca. A menudo, de este tipo de pensamiento surgen las soluciones más disruptivas.
3- Prototipar y testear modelos tangibles
Tangibilizar las ideas ayuda a explicar procesos complejos ya dinamizar la creatividad del equipo, ya puede ser con un software para hacer animaciones, maquetas, plastilina o los clásicos post-its: es un paso imprescindible en cualquier proceso de diseño que ayuda al diseñador a comunicar con efectividad los métodos y los objetivos. Funciona tanto con productos como con servicios y procesos.
A la hora de evaluar el prototipo, tenerlo en un formato tangible en lugar de sólo verbal permite detectar los puntos que funcionan y los que no funcionan con más claridad, y luego aplicar los cambios pertinentes de manera más ágil. El concepto co-creación es clave: estos prototipos deben ser testados por el usuario. En este punto, el usuario puede tener una imagen clara del servicio que se le ofrece y aportar su punto de vista. Hay que tener en cuenta que, a menudo, la definición del problema resulta no ser la adecuada y se debe repetir todo el proceso de base. Es una fase repetitiva que a menudo demanda retroceder algunos pasos hasta satisfacer las necesidades del usuario. Desde un punto de vista más amplio, este hecho convierte el design thinking en una herramienta para aprender mientras se desarrolla, y que integra el fracaso y la repetición como una etapa natural del proceso creativo y de perfeccionamiento del producto o servicio.
Una metodología creativa
Según Tim Brown, considerado maestro y creador del Design Thinking, el enfoque estructurado de este método hace que se generen ideas y que puedan evolucionar. El éxito recae en nuestra capacidad de ser intuitivos, de interpretar lo que observamos y de desarrollar soluciones emocionalmente significativas para aquellos para quienes las estamos diseñando.
El Design Thinking es una metodología creativa y para Tim Brown el desarrollo de la creatividad tiene una importante relación con el juego. Lo explica en esta charla, en la que reflexiona sobre los procesos creativos y los obstáculos que los adultos a menudo nos imponemos cuando abordamos nuestras ideas.
Fuentes:
https://www.ideo.com/post/design-thinking-for-educators
http://vixerant.com/design-thinking-para-el-tercer-sector/
http://bienpensado.com/que-es-el-design-thinking/
https://www.ted.com/talks/tim_brown_on_creativity_and_play/transcript?language=en