Mariano García, Carlota Estefanía Martín y María Martín, estudiantes de la Universidad Pontifícia de Salamanca (UPSA), han desarrollado una aplicación para dispositivos móviles, Integrad@s, con la intención de ayudar a alumnos con problemas auditivos.
José Antonio de la Varga, profesor e investigador de la Universidad, fue quien ayudó en el diseño para que permitiese interactuar por Bluetooth.
La hipoacusia es una pérdida auditiva entre leve y moderada que afecta a muchos alumnos en las aulas. Estos alumnos deben realizar un gran esfuerzo al intentar comprender todo lo que dice el profesor y es fácil que se cansen y dejen de prestar atención, lo que se conoce como fatiga atencional. Este problema de atención puede ser reducido gracias a Integrad@s, ya que al ser una aplicación destinada a la adaptación del entorno educativo, supone un importante refuerzo para los alumnos que lo necesiten, tanto aquellos con problemas auditivos como los que sufren el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
La comunicación entre profesor y alumno se ve mejorada gracias a la tecnología utilizada, dado que a la hora de dar clase el profesor utiliza un micrófono que transmite las palabras a la app y se hace la transcripción automática en tiempo real que el niño puede observar desde su dispositivo, visualizando de forma escrita la expresión oral del profesor.
De esta manera, el alumno es capaz de asociar los sonidos que capte a su representación escrita, siendo especialmente útil para las materias con alto contenido de lenguaje oral y escrito. Este proceso facilita el seguimiento de las explicaciones por parte de los estudiantes y a su vez trata de hacer menos común el déficit en la comprensión lectora.
El proyecto se desarrolló por primera vez en el Colegio San Gabriel, en Puerto Rico, dado que se trata de un centro altamente interesado porque es específico para personas con discapacidad auditiva. En la actualidad, un grupo de profesores evalúa su funcionalidad en un centro de Salamanca con alumnos de entre 10 y 18 años. El objetivo principal es ver si los alumnos del centro adquieren de manera más completa las explicaciones que da en clase el profesor. Se espera que los resultados sean positivos, y, en tal caso, la aplicación podría ser aplicada en otros contextos con el objetivo de favorecer la inclusión social de otros colectivos.
