Podemos utilizar la inteligencia artificial para el bien social? Cuál es el presente y el futuro de esta tecnología? Cuáles son los principales usos, abusos y oportunidades que tenemos por delante? Richard Benjamins, Chief Responsible AI Officer de Telefónica; Maite López-Sánchez, catedrática de la Facultad de Matemáticas e informática de la Universitat de Barcelona, y Carlos Molina, Fundador de Multiversial reflexionaron sobre las posibilidades de aplicar la inteligencia artificial en la acción social durante el Congreso de Transformación Digital del Tercer Sector Social de Catalunya.
Benjamins fue el encargado de abrir la sesión con una masterclass en qué situó el presente y futuro de la IA: “Si pensamos en el hoy, lo primero que nos viene a la mente es Chat GPT. Y si miramos al futuro, nos imaginamos un ente artificial capaz de pensar cómo nosotros, razonar, tener conciencia… ¿Por qué hay tanta inversión en IA? Porque genera muchos beneficios. El futuro, sin embargo, tendría que pasar por poner en el centro de la IA el planeta, las personas y la prosperidad”. Benjamins también señaló los cuatro retos principales que tiene la IA::
- Del negocio al bien social: esta tecnología tiene que contribuir a resolver los problemas que tenemos en el mundo y ayudarnos a cumplir con los ODS.
- Ética: tenemos que hacer un uso ético, que no tenga impacto negativo y no polarice ni genere discriminación ni exclusión.
- Huella de carbono: la IA consume mucha energía y genera una huella de carbono muy grande. “Tenemos que trabajar con conciencia para que esto no sea un problema”.
Por otro lado, apuntó ocho elementos que las entidades sociales tienen que tener en cuenta a la hora de empezar a trabajar con IA:
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- La madurez de los datos: si no tenemos un control sobre nuestros datos, no podemos escalar nuestras acciones.
- Selección de casos de uso: de entrada, se tiene que escoger el ámbito en que queremos utilizar la IA. “Podemos empezar usándola para una tarea que no sea muy complicada ni larga y que genere un impacto: buscar un equilibrio”.
- Medir el impacto económico: analizar el impacto que tiene el uso de la IA en nuestras acciones y en nuestro colectivo y generar evidencias.
- Financiación del uso de la IA y los datos
- Estrategia para la recogida de datos
- Trabajar con terceros
- Tratar con personas escépticas
- Evitar un impacto social y ético negativo
Después de la clase magistral de Benjamins, el Chief responsible AI Office de Telefónica compartió una mesa redonda con Maite López-Sánchez y Carlos Molina en qué abordaron las posibilidades de usar la IA en la acción social. Molina apuntó que confía que esta tecnología, combinada con la medicina y la biología, impulsará grandes adelantos en la detección, predicción y tratamiento médico. Por su parte, López-Sánchez reivindicó la necesidad de incorporar las personas en la toma de decisiones y hacerlo aprovechando la IA: “Las personas son las que mejor conocen sus necesidades y sus problemas. La IA nos permite recoger datos y opiniones de forma mucho más fácil y también nos ayuda a incorporarlas en el debate y la toma de decisiones”.
En relación con el uso ético de la IA, Benjamins recordó que la tecnología no es ética o no, sino que son las organizaciones y las personas que la emplean las que marcan el uso que se hace de ella.
Más allá de esto, Benjamins también advirtió de los retos directos e indirectos que genera la IA: los sesgos, las discriminaciones, la necesidad de una supervisión humana, la privacidad, el futuro del trabajo, la adicción a la tecnología o la ciberseguridad, entre otros. En la misma línea, Molina diferenció entre tres tipos de retos:
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- A corto plazo: la desinformación y la polarización y la carencia de fuentes de confianza claras –“que no afecta por igual a toda la sociedad”-.
- A medio plazo: la ocupación laboral.
- A largo plazo: la huella que dejará esta transformación en la sociedad.
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Además, para López-Sánchez es fundamental que las personas quieran tomar la iniciativa y no se dejen llevar por el algoritmo. “Es responsabilidad de la sociedad ponernos de acuerdo y definir como nos organizamos ante esta tecnología: cómo la usamos y qué medidas tomamos y hasta donde llega la IA”. También apuntó que falta transparencia en cómo se toman las decisiones automáticas y que desde la ciudadanía se tiene que reivindicar la necesidad de conocer como están diseñados los sistemas de recomendación.
Para acabar, los tres coincidieron que el tercer sector tiene que decir sí a la IA, pero compartieron algunas recomendaciones. Primero, que tiene que pulsar el acelerador y buscar inversión para no quedarse atrás. También que tiene que pensar en como acompañar a aquellos que no tengan capacidad de transformarse porque aparecerán nuevos colectivos en situación de vulnerabilidad. Y, para acabar, apostar por la IA sin miedo, pero con responsabilidad, con imaginación y recordando que, con pocos recursos, también se puede llegar lejos y tener mucho impacto.
El streaming del Congreso de Transformación Digital del Tercer Sector Social de Cataluña se puede recuperar aquí.