La revista Barcelona Metropolis ha publicado el dosier ‘Las brechas digitales’ en que voces expertas del sector como Genís Roca, Lucía Velasco, Esther Paniagua o Héctor Gardó, entre otros, reflexionan sobre las diferentes brechas digitales, las que se cierran, las que se abren, y su relación con el acceso a derechos básicos como el trabajo, la formación, la salud o la participación ciudadana. En este artículo repasamos algunas de las reflexiones que recoge este documento que se puede consultar ya en línea.
No es una rendija, es una fractura. Genís Roca.
“Ahora que todo es digital, la dificultad de acceder a internet es una nueva causa de exclusión social”. El presidente de la Fundació puntCat y fundador de RocaSalvatella, Genís Roca, hace un repaso a la evolución del concepto de brecha digital para concluir que se trata de una fractura. Roca cree que el Estado tiene que garantizar el acceso universal a redes de alta velocidad y que su desarrollo no puede depender de las políticas comerciales de las operadoras. “Un ciudadano tiene que tener derecho a acceder en internet”. Además, recuerda que ser nativo digital no es siempre sinónimo de ser más competente y alerta de la injusticia de los algoritmos: “Tenemos un tercer tipo de brecha que ya no tiene nada que ver con si el usuario tiene más o menos conocimientos, mejor o peor acceso a las infraestructuras, sino con si es más o menos víctima de los prejuicios y sesgos de un grupo de personas que, desde ve a saber qué lugar del mundo, están tomando decisiones que le afectan”.
Lucía Velasco. Hacia una nueva era sin exclusiones digitales.
“El 80% de las familias tienen ordenador, el 99,5% algún móvil, y un 95,9% dispone de conexión fija o móvil”. La economista especializada en el impacto social de la tecnología pone sobre la mesa algunos datos que, aparentemente, presentan una sensación de normalidad, pero advierte que hay que fijarse en los decimales, espacios donde se esconden realidades sociales que desequilibran la balanza. Así, Velasco también apunta que hay más de 3.000 millones de personas en todo el mundo en desigualdad en el ámbito digital. “En países como el nuestro ya no se puede decir que alguien “está conectado” en función exclusivamente del hecho de que dispone de acceso a internet. Influyen otros aspectos y, por lo tanto, internet por sí mismo no sirve para explicar la brecha digital. Para hablar de conexión tenemos que tener en cuenta otras dimensiones”. Velasco repasa las brechas que se han cerrado, pero identifica también aquellas que se abren – teletrabajo, automatización, participación, seguridad y género-, y las del futuro, donde la desintoxicación, la desconexión o el trato con humanos serán aspectos decisivos.
La brecha fintech no es cosa de “abuelos”. Esther Paniagua.
“Cuando la conectividad se convierte en la fuente principal o única de acceso a la educación, el trabajo, la información o el entretenimiento, los efectos de la exclusión se multiplican y emergen las desigualdades”. La periodista y autora especializada en ciencia y tecnología hace un análisis de la brecha digital financiera y los grupos más afectados por ella. También, alerta sobre la ausencia de sucursales bancarias o los pocos servicios que se ofrecen, hace una radiografía del analfabetismo digital y financiero y se para a reflexionar sobre el peligro del mundo de las criptodivisas. “La tecnología hace que los servicios financieros no tengan fronteras, cosa que permite acceder fácilmente a productos y servicios financieros en otros países. De aquí viene la importancia de la coordinación global, no tan solo para regular el sector fintech, sino también para mejorar la educación financiera digital de la población”.
Barreras educativas invisibles. Héctor Gardó.
Héctor Gardó, politólogo y doctor en Ciencias de la Educación, nos recuerda las tres brechas digitales que -’como mínimo’- existen: la de acceso, la de los usos, y la de aprovechamiento, aquella que determina los beneficios que podemos extraer de las herramientas digitales. “La brecha más invisible. La educación en digitalización tiene que acompañar a las personas para que sean capaces de extraer todos los beneficios en todos los ámbitos (profesional, social y personal) y a la vez sepan hacer un uso crítico para evitar los riesgos que comportan”. Gardó reivindica que hacen falta mecanismos y recursos adicionales de carácter socioeducativo para que la tecnología caiga en un suelo fértil y defiende que las políticas públicas de equidad digital tienen que poner en el centro las personas por encima de las máquinas: tienen que hacer entender que formarse sirve para transformarse.
Socios digitales: ventajas del aprendizaje intergeneracional. Albert Sabater Coll.
El director de la Càtedra Observatori d’Ètica en Intel·ligència Artificial de Catalunya reivindica el aprendizaje intergeneracional, que puede contribuir de forma positiva en las personas con menos formación e información digital y, a la vez, reforzar las relaciones entre jóvenes y mayores, reducir barreras y romper estereotipos negativos entre generaciones. “Las generaciones más jóvenes pueden influir en una transición digital más universal si existe solidaridad intergeneracional dentro y fuera del hogar, y si las personas jóvenes y mayores trabajan hacia un objetivo común de digitalización universal. En la actualidad, a pesar de que se está haciendo gran énfasis en la educación y las competencias digitales de las personas más jóvenes, especialmente por su empleabilidad futura, a menudo se olvida que estos conocimientos pueden ser trasladados a las personas de más edad, tal como ya se ha hecho en otros temas capitales como la movilidad sostenible o el reciclaje”.
Políticas municipales para la inclusión digital. Michael Donaldson Carbón.
El comisionado de Innovació Digital, Administració Electrònica i Bon Govern del Ayuntamiento de Barcelona advierte que hay un nuevo problema en la agenda pública: la brecha digital. “Cuando la dimensión digital es tan presente y relevante en nuestro día a día, caer en esta brecha es sinónimo de exclusión social. Hoy constatamos que internet, lejos de ser algo accesorio, se ha convertido en la puerta de acceso a servicios y a derechos fundamentales”. Donaldson reconoce que no es que no existiera previamente, pero explica que ha mutado de tal manera que pide nuevas respuestas. Ante esta emergencia digital, Donaldson repasa los proyectos que se han impulsado desde el Ayuntamiento de Barcelona para conocer con profundidad la realidad de la brecha digital y reducirla y, también, recoge algunas iniciativas hechas en ciudades de todas partes del mundo para combatirla. Agents TIC, el Cibernàrium o ‘Connectem Barcelona’ son tres de las acciones desarrolladas por el ente público: unas son de carácter coyuntural, pensadas para hacer frente al confinamiento, y otras han sido desarrolladas ante un nuevo contexto a largo plazo.
Fotografía: Pau Fabregat