Retos digitales para entidades sociales innovadoras

10 diciembre 2018

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En el marco del VI Congreso del Tercer Sector, celebrado los pasados 20-22 de Noviembre en la Farga de L’Hospitalet, tuvo lugar el debate ‘Retos digitales para unas entidades sociales innovadoras’. Un debate sobre innovación digital que ha querido reflexionar sobre cómo las entidades sociales pueden adaptarse a una sociedad en plena transformación digital, y a una velocidad nunca vista hasta ahora. Hoy os hacemos una crónica de las ponencias y las principales reflexiones que tuvieron lugar.

Para poner tecnología al servicio de la sociedad, se necesitan propuestas colaborativas, escalables y sostenibles

Jordi Arrufí, Digital Transformation Projects & dLab Director en el Mobile World Capital Barcelona, comenzó hablando del Programa del Mobile World Capital (MWC), una fundación público-privada que pretende generar un legado aprovechando que Barcelona acoge el Mobile World Congress cada año. El objetivo del Programa del MWC Barcelona es impulsar la transformación digital y que esto impacte en la calidad de vida de los ciudadanos. Entre las últimas iniciativas está el 5GBarcelona, a partir de la cual se creará un entorno experimental en la ciudad para transformarla en un laboratorio metropolitano de la tecnología 5G. O la “Digital Future Society” a partir de la cual se pretende crear un foro sobre la irrupción de centros de tecnologías digitales.

«Las tecnologías deben dar respuesta a necesidades universales y deben ser escalables «

Partiendo de que las últimas tendencias en tecnología como el 5G, El Internet de las Cosas o el Big Data también se pueden aplicar en el ámbito social, Jordi Arrufí nos cuenta como, dentro del programa del MWC, se pone en marcha el de d-Lab,un programa que impulsa la innovación social y pone la tecnología al servicio de la sociedad. ¿Y cómo lo hace? En d-lab se plantean retos, se buscan soluciones tecnológicas, y se genera un impacto sobre estos retos. Así algunos de los proyectos han dado lugar a Wayfindr, que es un sistema de audioguía para guiar a una persona en un interior, o Irisbond, un sistema de seguimiento ocular. En d-lab tienen un enfoque abierto, basado en la creencia de que no se generarán propuestas de valor si no se relacionan con agentes fuera de la entidad: se hacen programas piloto fuera de Barcelona, ​​y si funcionan, se intentan escalar. Para Jordi Arrufí, las propuestas innovadoras deben dar respuesta a necesidades universales, deben ser escalables y, detrás, es necesario que haya un modelo de sostenibilidad.

Podéis ver la presentación de su intervención en este enlace.

Los gobiernos deben hacer de facilitadores y colaborar con todos los agentes de la ciudad

Para Anna Majó, directora de Innovación Digital del Ayuntamiento de Barcelona y Barcelona Activa, el reto no es digital sino social. Gracias al Tercer Sector se pueden conocer los problemas de la sociedad, y la tecnología, más que un reto, es una oportunidad para acelerar el desarrollo de nuevas soluciones.

«Lo más importante es decidir qué queremos que resuelva la tecnología en relación a las políticas sociales»

Ha habido la creencia de que en una sociedad de Smart Cities la tecnología nos dirá todo lo que tenemos que hacer y que debemos utilizar para cualquier cosa. Anna Majó cree que lo que hay es reflexionar para qué la queremos y para qué no la queremos. Para cada reto social, debemos pensar qué tecnología utilizamos, que nos aportará y cuáles serán sus límites. Así, cuando hablamos de Smart Cities hay que pensar muy bien qué queremos resolver, también cuáles son los objetivos de la ONU o cómo se puede implicar a la gente y las empresas para hacer que la economía sea más colaborativa. Y en cuanto los límites, en la era del big data, hay que reflexionar sobre el uso de los datos, pensar si los datos sólo pertenecen a las empresas o también a los ciudadanos, y poner límites para que no se pueda utilizar información privada de manera indebida como ocurrió con el caso de Cambridge Analytica, la consultoría que utilizó información de Facebook para hacer campañas políticas.

Según Anna Majó, los gobiernos en lugar de ser máquinas de vending, deben hacer de facilitadores y colaborar con todos los agentes de la ciudad. Por parte del Ayuntamiento hay iniciativas como Barcelona Ciudad Digital, que trabaja para entender cómo usamos la tecnología, cómo nos afecta y cómo podemos crear riqueza. Y muchas más: los Ateneos de Fabricación, el Cibernàrium o Barcelona Activa son iniciativas de educación digital e inclusión social que apoderan a la ciudadanía; o el Technovation Challenge, una iniciativa que combate la brecha de género. También se impulsa la democracia participativa con iniciativas como la plataforma digital Decidimos Barcelona. Todas estas iniciativas del Ayuntamiento se basan en la idea de trabajar junto con los agentes sociales, para ver los retos, hacer proyectos piloto y poderlos escalar.

Podéis ver la presentación de su intervención en este enlace.

Es necesario que nuestro país apueste más por el uso de datos por el bien público, más conexión entre el sistema sanitario y el social y que las entidades se digitalicen

El último ponente fue Xavier Trabado, miembro de la Taula d’Entitats del Tercer Sector y miembro de la Junta Ejecutiva de la Federación Salut Mental Catalunya.

Comenzó su intervención analizando lo que hacen los agentes que hace tiempo que utilizan la tecnología. Y por eso, hizo una clasificación de estos agentes en tres niveles. El primero corresponde a las grandes empresas como Google que, a través de un smartphone, nos ofrece infinidad de productos, recoge información y utiliza la inteligencia artificial para hacer negocio. El segundo nivel corresponde a sectores como los bancos, que tienen toda nuestra información y ofrecen un servicio de banca electrónica muy eficiente. El tercer nivel correspondería a servicios como La meva salut del Ayuntamiento de Barcelona, que nos permite hacer consultas, ver nuestra historia clínica y gestionar mejor nuestra salud.

En este contexto, y haciendo referencia a un estudio de ESADE según el cual sólo el 8% de las entidades sociales tiene estrategia digital, sitúa al Tercer Sector a un nivel tecnológico mucho más atrasado, con un largo camino por recorrer. Por ello, Xavier Trabado propone que las entidades sociales se centren primero en el desarrollo de soluciones tecnológicas más sencillas que pueden aportar mejoras significativas y necesarias para el sector. Como ejemplo, propone el desarrollo de sistemas de información más conectados: esto permitiría que los usuarios no tuvieran que explicar repetidamente su situación a los diferentes profesionales como ocurre actualmente. A partir de aquí, puede que ya se podrá pensar en elementos más sofisticados como el business intelligence.

«La tecnología está haciendo de palanca multiplicadora a la globalización. Para construir una sociedad más justa, la única opción es utilizarla para el bien público»

Por otra parte, la sociedad debe avanzar tecnológicamente a diferentes niveles. En primer lugar, a nivel de país, por tamaño y capacidad, cree que se pueden hacer planteamientos más ambiciosos en el uso de los datos por el bien público. Por ello propone que se cree una infraestructura independiente que vele por el buen uso de los datos, que podría ser el Parlamento, a fin de que la sociedad se viera representada. Además, para garantizar un uso ético, sugiere la creación de un defensor del pueblo específico. En segundo lugar, a nivel de sistema de sanidad, propone seguir trabajando para mejorar en la interconexión de éste con el sistema social. Y en tercer lugar, hay que trabajar a nivel de problemáticas concretas, y aquí entra el papel del Tercer Sector: las entidades sociales deben digitalizar su actividad con el fin de poder evaluar, generar datos e innovar.

Por último, Xavier Trabado termina su intervención con una reflexión: la globalización es un sistema imparable orientado a la generación de beneficios que está utilizando la tecnología de manera evidente. La tecnología es una palanca multiplicadora que también utiliza el mercado para conseguir sus intereses. En este contexto, la opción es utilizar la tecnología para la gestión del bien público, porque sólo así se podrá construir una sociedad más justa.

Podéis ver la presentación de su intervención en este enlace.