Este verano, la UNESCO hizo un llamamiento pidiendo la prohibición del uso de los móviles inteligentes en las escuelas. El organismo publicó un informe donde alertaba que el uso excesivo de las TIC está directamente relacionado con un bajo rendimiento escolar y que un gran volumen de horas ante la pantalla tiene efectos negativos en la estabilidad emocional de los niños. En países como Francia o Italia ya hace tiempo que se ha regulado el uso de móviles en las escuelas, mientras que los Países Bajos ya han anunciado que introducirán la prohibición en enero de 2024. La Fundació Bofill hace una radiografía del uso del móvil en los centros educativos en Europa en este artículo que puedes consultar aquí.
En Cataluña, la regulación de la tecnología en los centros educativos ha sido una de las grandes protagonistas de este primer trimestre de curso escolar y se ha generado un debate abierto entre la comunidad educativa y la sociedad en general. Actualmente, los centros educativos pueden decidir sobre este tema, pero ante la movilización de familias y profesorado, Educación ha puesto en marcha un proceso participativo y se ha comprometido a hacer llegar a todos los centros educativos un marco para regular el teléfono móvil en las escuelas e institutos.
La realidad es compleja, puesto que no todos los niños y niñas están expuestos a los mismos riesgos e impactos. En Cataluña, 1 de cada 3 niños se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social y muchos de estos niños sufren las consecuencias de la brecha digital. Para estos niños y adolescentes las escuelas pueden ser espacios donde desarrollar sus competencias digitales sin sufrir estas desigualdades y de forma segura. En este sentido, es interesante consultar la actualización del Informe sobre el estado de los derechos de la infancia y adolescencia en Cataluña 2023 de la Plataforma de Infancia de Cataluña (PINCat) que incluye un apartado específico sobre acceso a dispositivos e internet y brecha digital.
Desde m4Social, estos días hemos podido asistir a una sesión de trabajo organizada por la PINCat con el objetivo de abordar la cuestión sobre el uso de móviles y pantallas en la escuela con la colaboración de cuatro personas expertas en el tema. A continuación, recogemos algunas de las ideas y reflexiones más interesantes que se compartieron:
- José Ramon Ubieto, psicólogo clínico y psicoanalista, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y consultor.
– El problema no son los móviles sino la relación con el mundo digital.
– El mundo digital ha provocado un desplazamiento del saber y de la autoridad (sistémica y deontológica).
– No existen los nativos digitales. Pensar que sí que existen, hace que reduzcamos el mundo digital a un tema técnico y no lo es. No se autogestiona de forma natural.
– Es falso que la tecnología digital sea neutra. Es una tecnológica intrusiva, con todo un sistema que genera adicción y coloniza la atención (scroll infinito, redes sociales, videojuegos).
– La tecnología tiene una dimensión política, que va mucho más allá de la voluntad individual o de una familia.
– No podemos prohibir un “mundo” donde viven muchos adolescentes y jóvenes, ni el deseo de mirar.
– Prohibiendo no enseñamos como utilizar los dispositivos. Se tendría que tender a la “regulación o limitación” de estos, a una vía de desconexión digital, pero que sea colectiva e implique todos los agentes.
– Hace falta más alfabetización digital, así como potenciar alternativas presenciales.
- Anna Forés, doctora en Filosofia y Ciencias de la Educación y Licenciada en Piscología por la Universitat de Barcelona. Profesora del Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universitat de Barcelona.
– Nos estamos perdiendo la realidad por estar delante de las pantallas.
– Tenemos que pensar en todo aquello que dejamos de hacer para dedicar tiempo a estar delante de una pantalla.
– En origen, la tecnología estaba pensada para facilitarnos la vida, pero ahora nos lo atrapa.
– Pedimos mucho a los niños, pero ¿qué modelo les enseñamos nosotros, los adultos?
– Prohibir no es la solución en educación.
– Tenemos que conseguir que la realidad sea fascinante.
– Hay que hacer énfasis en el pensamiento crítico porque los algoritmos conducen a una homogeneización del pensamiento.
- Miquel Àngel Prats, maestro, psicopedagogo. Actualmente, es profesor titular de Tecnología Educativa e investigador responsable de la línea eduTIC del Grupo de investigación consolidado PSiTIC.
– Es necesario preguntar también a los jóvenes.
– Autocrítica del ámbito educativo: no hemos sabido explicar bien lo que se hace en las aulas con la tecnología. Se tendrían que difundir “momentos” óptimos para utilizarlas y buenas prácticas.
– Los adultos no sabemos utilizar el “mundo digital”. En general no existen referentes ni buenas conductas. Los niños son huérfanos digitales.
– Prohibir no es la solución, hay que educar a las familias y acompañarlas para que puedan liderar estas cuestiones en el ámbito doméstico.
– El problema no es el móvil. Las tecnologías amplifican problemas más profundos que se tienen que abordar a nivel socioemocional.
– Es preferible no hablar de edades, sino de la madurez de cada niño/joven.
– La tecnología tendría que aportar en comunicación, creatividad, colaboración, pensamiento crítico, civismo, ciudadanía, carácter y compasión.
– Hay que trabajar la competencia digital del profesorado y del alumnado.
- Jordi Bernabeu, psicólogo de la Fundació Althaia y la Xarxa Assistencial Universitària de Manresa. Es professor de la Universitat de Vic, de los grados de Educación Social y Psicología.
– No hay un marco regulador.
– El problema son los usos, no la herramienta, y ahora parece que queremos legislar la herramienta.
– Hace falta regulación. Normas, prevención y respuestas ante usos problemáticos.
– Hay que aclarar si el problema es de adicción o de sobreutilitzación.
– Tenemos que definir bien la desconexión, es mucho más que apagar un aparato.
– Primera línia telefònica “legalmente” en Espanya es a los 14 años.
– Legislar en caliente no responde a las necesidades.
– Discurso (de las familias) no es mayortitario.
Fotografía: Mariona Gil